miércoles, agosto 24, 2005

más contra el cristianismo y otras religiones

Anoté aquí, hace unos días, un amague suavemente provocativo, un par de textículos breves anticristianos ("Que se vayan todos" y la respuesta a Alejandra), a propósito de un sacerdote al que echaron de la I glesia Católica. Eso produjo algunos comentarios interesantes, pero quiero más.
Entiendo que es útil aprovechar el gracioso clima que generan los roces entre la iglesia y el gobierno argentino para recuperar el saludable ánimo antireligioso que los intelectuales materialistas y razonables suelen tener, y difundir un poquito ese ánimo.
Asi que, desordendamente, voy a ir bajando apuntes sobre el asunto con un tratamiento algo más exhaustivo. No hay nada nuevo. Lamento que estas ideas -que me parecen necesarias- estén fuera de circulación, y entonces hago algo al respecto. Si os place, espero comentarios, citas, críticas y sugerencias bibliográficas.

1.
La esperanza es el opio de los pueblos
Vive ya desesperado/ quien no tiene qué esperar/ A lo que no ha de durar/ ningún cariño se cobre:/ las alegrías de un pobre/ son anuncios de un pesar
José Hernández - Marín Fierro

La zanahoria no está colgada delante de sus ojos para que el burro se alimente. Está para que ande para adelante con la esperanza de alimentarse. Mientras anda, la promesa esa le ocupa el ánimo, pueden cargarle lo que sea. Sin zanahoria el burro tal vez se pare, se sienta cansado, se moleste por el tipo que lleva encima. Sin zanahoria el burro puede notar que el burro existe, puede oler el aire, mirar alrededor, buscarse algo de comer.

La esperanza es uno de los valores fundamentales de la ética trascendente, y una de las tres virtudes teologales del catolicismo junto con la fé y la caridad. Los valores trascendentes, contra la posibilidad de una ética materialista e inmanente, corresponden a la mentalidad mágica. Se proponen atemporales, sin razones que los sostengan, inmodificables. Para un pensamiento racional, esto es a priori inaceptable.

La ética cristiana bajada del cielo (con el extorsivo poder de la muerte como moneda de cambio, como todas las religiones) ha educado a occidente en la verticalidad y la obediencia, y cimenta en buena medida las concepciones paternalistas, jerárquicas y autoritarias de la cultura.

El establishment político completo se la pasa pidiendo y promoviendo esperanza ("lo que necesita el país es recuperar la... " etc). Esto da resultados: la gente, cuanto peor vive, más suele acercarse al cultivo de defensas mágicas. Esperar con esperanza es ponerle nombre y forma a la fé: creer que habrá lo que no hay, aunque no haya razón alguna que anuncie tal existencia.
El cristianismo define a la virtud de la esperanza como "confiar con firmeza en que Dios padre nos dará los bienes que nos ha prometido": la teología informa nuestras costumbres políticas.

La esperanza funciona ideológicamente como una trampa, un cebo que distrae -mientras se espera- de la posibilidades de comprender lo que realmente hay y pudiera haber. En ingeniería naval, se llama esperanza al ancla más pesada de las embarcaciones.

Como forma de la fé, la esperanza ayuda a relegar las acciones posibles, mientras se sueña con un mundo mejor en un momento mejor: el Paraíso. En la mitología latina, la Esperanza es una divinidad alegórica, hermana del sueño y de la muerte.

La esperanza al uso político nos extorsiona con el miedo a la muerte como reflejo pobre del recurso eterno de las religiones: ni siquiera promete vida eterna, apenas algunos gustitos terrenales. La esperanza es otro lexotanil disuelto en el vaso de la cultura: esto es una mierda, pero no perdamos las esperanzas.

El cristiano debe sacrificar (hacer sagrado, consagrar) parte de su vida temporal -purgando el inevitable sufrimiento en la tierra- para ganar la felicidad divina. La esperanza ayuda a soportar el sacrificio. Transcribamos al uso político: aparecerán los discursos para justificar a Stalin, o Cavallo llorando para los jubilados.

Según la agiografía, hubo una Santa Esperanza, que murió muy joven. Amén.

a propósito de la irracionalidad, estalin-do dice
Muy de acuerdo con las opiniones vertidas sobre la etica cristiana, el uso de la esperanza, el discurso de los burros y la zanahoria de los pobres. El pensamiento mágico es una aberración, y cada vez esta mas in. Pero creo profundamente en la irracionalidad, es la forma menos irracional de pensamiento. Suscribo profundamente al la idea de un caracter religioso muy nefasto presente en el racionalismo.

apunte de mauro sobre comentario de stalin-do
1. La zanahoria no funciona solo con pobres.
2.Es complicado llamar "aberración" al pensamiento mágico. Más allá de su propiedad en momentos anteriores de la cultura, en los que la mentalidad mítica parece ser necesaria, modernamente parece funcionar como coartada a miedos diversos. Y, además, es una constante cultural, debajo de construcciones racionales se vislumbran creencias repetidas.
3. ¿Tu desconfianza de lo racional podrá aclararse? Hay varias mezclas de ideas dando vueltas por aquí. Hace unos días hablamos de eso toda la linda noche con el cantante de Estelares -un tipo bábaro- y se nos terminó el guisqui. Lo racional no es necesariamente la forma hegemónica del positivismo, sino condición humana (¿la condicion humana?). Si la razón funciona, descree rítmicamente de si misma y se persigue. Asi -recurriendo a la paranoia, digamos- se desprende un poco de ese "caracter religioso muy nefasto" que decís, que es el sueño confiado de algunas razones sobre el colchón del tiempo.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Muy de acuerdo con las opiniones vertidas sobre la etica cristiana, el uso de la esperanza, el discurso de los burros y la zanahoria de los pobres. El pensamiento mágico es una aberración, y cada vez esta mas in. Pero creo profundamente en la irracionalidad, es la forma menos irracional de pensamiento. Suscribo profundamente al la idea de un caracter religioso muy nefasto presente en el racionalismo.

7:20 p. m.  

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